Susurros del Cantábrico
Ya sabéis que soy cántabra... o montañesa, como se decía antes. Soy de Santander y mi vida está muy unida al Cantábrico. A él le he contado mis penas y alegrías. Con él he llorado por sentirme mal y agradecida por sentirme inmensamente feliz. Desde que tuve coche y conocí todos los rincones de la costa cántabra, siempre tuve un rincón especial en el que esconderme para sentirme protegida por sus acantilados y el ruido de sus olas. Allí en primavera había siempre unas flores silvestres moradas que me daba mucha pena pisar y que guardo en mi memoria junto con su olor.
Esta es otra colección pequeña con una historia grande. El morado de las flores, el brillo del mar y los cambios de luz al atardecer.... aquí está todo. El olor, lo ponéis vosotr@s , querid@s coquet@s